adj.
1) Natural de la Iberia europea, hoy España y Portugal, o de la Iberia asiática, hoy Georgia. Se utiliza también como sustantivo.
2) Perteneciente a cualquiera de dichas dos Iberias.
sust. masc. plur.
Etnología. Antiguo pueblo de la Europa occidental, procede de Asia, y que, según se cree, fue el primero que pobló la península Ibérica. Nada cierto se sabe del origen de los iberios. Sin embargo, en lo que respecta a su expansión por la península ibérica, se sabe que los primeros en llegar se establecieron en lo que hoy es provincia de Almería y se desparramaron por toda la costa oriental, hasta Cataluña. En una segunda oleada, las tribus íberas, que tomaron el nombre de tartessos ocuparon en la Edad del Bronce el valle del Guadalquivir, se expansionaron hacia el SE y en parte oriental de Andalucía. La situación de los pueblos ibéricos se estabilizó en los tiempos que siguieron al neolítico, de manera que en el siglo III antes de Jesucristo se hallaba la península totalmente iberizada, excepto algunos extremos montañosos ocupados por los celtas. La organización política de los iberos descansaba en el reconocimiento de un caudillo o jefe militar entre los poblados afines de una misma tribu. Los turdetanos se gobernaban por una especia de monarquía, como lograron construirla los bastelanos sin que se conozca su régimen político. Su religión era el culto al Sol y a la Luna, con la creencia en la vida futura. Excepcionalmente se hacía el culto en templos, como en el santuario del Cerro de los Santos (Albacete), pero más comúnmente en la montaña o en grutas, como se ha comprobado en las excavaciones llevadas a cabo en Castellar de Santisteban. Acompañaban al culto danza, exvotos y sacrificios humanos y de animales, especialmente el buey. Los enterramientos se hacían, por lo general, con la incineración de los cadáveres, depositando las cenizas dentro de una urna cineraria. En cuanto a su idioma, no se ha descifrado todavía, pero se cree con bastante fundamento que era afín al vascuense actual. Vivían los iberios en poblados fortificados, emplazados en alturas defendibles Su sentido artístico estaba altamente desarrollado; así es que su necrópolis contiene urnas funerarias bellamente decoradas. Notable es la escultura, de la que se conservan abundantes muestras, entre las que predominan las estatuas votivas, pieza especialísima en la famosa Dama de Elche. En cerámica estuvieron muy avanzados; los temas decorativos que aparecen en las vasijas son muy variados. En cuanto a los metales, trabajaron el bronce, el oro, la plata, y el hierro y llegaron a un alto grado de perfección técnica. En la antigüedad fueron famosas las espadas de hierro ibéricas.